jueves, 25 de agosto de 2022

Sistema digestivo

 Tu sistema digestivo te había empezado a funcionar incluso antes de que dieras el primer bocado a tu pizza. Y seguirá ocupado con la comida que acabas de masticar durante las próximas horas; a veces, hasta días, dependiendo de lo que comas. Este proceso, llamado digestión, permite que el cuerpo obtenga los nutrientes y la energía que necesita de los alimentos que comas. Por lo tanto, averigüemos que le pesa a la pizza, la naranja y la leche.

Antes de dar el primer bocado, cuando hueles un alimento sabroso, cuando lo ves o cuando pienses en él, ya empieza el proceso digestivo. Se te empieza a formar saliva en la boca.

Cuando comes, la saliva inicia el proceso de descomposición de las sustancias químicas que contienen los alimentos, lo que ayuda a ablandarlos para que te resulten más fáciles de tragar. La lengua te ayuda, moviendo los alimentos por la boca mientras tú los masticas con los dientes. Cuando estás listo para tragar, la lengua empuja un trocito de comida triturada y ablandada, llamado bolo alimenticio, hacia la parte posterior de la garganta, para que entre por la abertura del esófago, la segunda parte del tubo digestivo.

El esófago es un tubo elástico que mide unas 10 pulgadas (o 25 centímetros) de largo. Conduce la comida desde la parte posterior de la garganta hasta el estómago. Pero en la parte posterior de la garganta también se encuentra la tráquea, que permite que el aire entre y salga de tu cuerpo. Cuando tragas un trozo de comida triturada y ablandada, o un líquido, una lengüeta de un tejido especial llamada "epiglotis" cierra la abertura de la tráquea para tener la seguridad de que la comida entre en el esófago, en vez de en la tráquea. 

El estómago, que está unido al extremo inferior del esófago, es un "saco" elástico que tiene la forma de la letra "J". Desempeña tres funciones importantes:

  1. almacenar la comida que has ingerido 
  2. descomponer los alimentos en una mezcla líquida 
  3. vaciar lentamente ese líquido al intestino delgado

El estómago actúa como una batidora, mezclando y triturando todas las bolitas de comida procedentes del esófago en trozos cada vez más pequeños. Esto lo hace con la ayuda de los fuertes músculos que tiene en sus paredes y de los jugos gástricos que segrega.  Aparte de descomponer la comida, los jugos gástricos también ayudan a destruir las bacterias que pueden contener los alimentos que ingieres.

El intestino delgado es un tubo largo, con un contorno de entre 1,5 y 2 pulgadas (de 3,5 a 5 centímetros), que está replegado sobre sí mismo en tu interior, debajo del estómago. Si extendieras completamente el intestino delgado de un adulto, mediría aproximadamente 6,7 metros de largo (22 pies); ¡como 22 cuadernos alineados uno detrás de otro! 

El intestino delgado descompone la mezcla de alimentos procedente del estómago todavía más, para que tu cuerpo pueda absorber todas sus vitaminas, minerales, proteínas, hidratos de carbono y grasas. El pollo asado de tu pizza contiene muchas proteínas (y un poco de grasa) y el intestino delgado te ayudará a extraerlas contando con la ayuda de sus tres amigos: el páncreas,    el hígado y la vesícula biliar. 

La sangre rica en nutrientes va directamente al hígado, que se encarga de procesarla. El hígado filtra las sustancias nocivas o productos de desecho, transformando algunos de esos desechos en más bilis. El hígado hasta ayuda a determinar qué cantidad de nutrientes se distribuirá al resto del cuerpo, y qué cantidad se quedará almacenada a modo de reserva. Por ejemplo, el hígado almacena ciertas vitaminas y un tipo de azúcar que tu cuerpo utiliza como energía.

Con un contorno de entre 3 y 4 pulgadas (de 7 y 10 centímetros), el intestino grueso es, efectivamente, más grueso que el intestino delgado, y es casi la última parada en el tubo digestivo. Al igual que el intestino delgado, está replegado sobre sí mismo en el interior de tu cuerpo y, si lo extendiéramos completamente, mediría aproximadamente 5 pies (1,5 metros de largo). 

El intestino grueso tiene un tubito con un extremo cerrado que sobresale y que recibe el nombre de apéndice. Aunque el apéndice forma parte del tubo digestivo, no parece desempeñar ninguna función, pero puede causar problemas importantes porque a veces se infecta y se tiene que extraer mediante una operación.



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